Las entradas y salidas en cada extremo de la calle peatonal se conectan a la perfección con la superficie del suelo, mientras que los techos están cubiertos de tierra y césped, como si hubieran brotado de forma natural en el pintoresco paisaje. Se eligió una mezcla de bambú, madera y otros materiales para la fachada de la calle peatonal para disipar la sensación de volumen y peso inherente a la estructura de hormigón, que impregnó todo el espacio comercial con una escala agradable, una interfaz amigable y una materialidad íntima.